Os proponemos este interesante artículo de nuestro colaborador, experto en temas de creatividad, Antonio Ángel Pérez. Socio-director de INFLUYE, Desarrollo&Coaching.
Las organizaciones se afanan en reclutarlo, retenerlo (suena a secuestro) y también a gestionarlo. Se le menciona como un bien escaso, deseado por todos, como un talismán intangible que proporcionará el éxito a quien lo posea. Pero poco o nada se habla de cómo identificarlo y sobre todo, en que consiste.
Para unos el talento es algo biológico, que se transmite en los genes: “Lo que no te dé la naturaleza, no se puede aprender” afirmaba Oscar Wilde Y más recientemente, Malcolm Gladwell, periodista de The Washington Post y que también ha investigado sobre el tema en su libro Fueras de serie, se pregunta: ¿Existe de forma innata? La respuesta obvia es que sí.
Para otros, que el trabajo duro, y la disciplina lo es todo “No hay ningún tipo de célula que posean los genios y no tengamos el resto; la diferencia es trabajar más que los demás”, sostiene Ericsson que junto con dos colegas de la Academia de Música de Berlín, realizaron a principios de los años noventa, un estudio de referencia: la regla de las 10.000 horas
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